XIV INTERNATIONAL JAMES JOYCE SYMPOSIUM UNIVERSIDAD DE SEVILLA, 1994

En Junio de 1994, se celebró en la Universidad de Sevilla, organizado por los profesores Francisco García Tortosa y José María Tejedor Cabrera, el “XIV International James Joyce Symposium”. Incluimos información aparecida en la prensa de esos días sobre dicho acontecimiento.
CartelCartel anunciador de P. del Barco, con la Giralda formada por el comienzo de Finnegans Wake.

 

El día más largo de la literatura

Información en ABC

 Entrevista con Fritz Senn

 Julián Ríos y Joyce

 Molly Bloom sueña en la antigua fábrica de tabacos
 

 

 

 

 

El día más largo de la literatura

 

Información en ABC  

 

Entrevista con Fritz Senn

 

Julián Ríos y Joyce

 

Molly Bloom sueña en la antigua fábrica de tabacos

 

Diario 16. “El dominical” 12/6/1994, págs. 12-13
Francisco Correal

 

El día más largo de la literatura

 

Joyceanos de medio mundo celebrarán el ‘Bloomsday’ en Sevilla y participarán en un simposio sobre el escritor irlandés

 

    Recitan las primeras palabras del libro como si de una oración se tratase. “Solemne, el gordo Buck Mulligan avanzó desde la salida de la escalera, llevando un cuenco de espuma de jabón, y encima, cruzados, un espejo y una navaja”. Es el comienzo del día más largo de la literatura. El 16 de junio de 1904. Las primeras líneas de una novela, Ulysses, que llegó a ser condenada por obscena y es objeto de culto.
    El Congreso Eucarístico de San James Joyce se inicia esta misma tarde en Sevilla, una hora antes de que se cierren los colegios electorales. Fancisco García Tortosa, catedrático de Literatura Inglesa, joyceano de Murcia, es presidente del décimo cuarto simposio internacional dedicado al escritor dublinés.
    “El tiempo como algo subjetivo no es nuevo, no es lo realmente novedoso en Joyce.  Ya tiene antecedentes en la literatura. Tengo en mente La montaña mágica de Thomas Mann”.
    Lo realmente novedoso es la capacidad de trascender de lo cotidiano para convertirse en símbolo de lo universal. “De hecho, Dublín es el símbolo de una ciudad universal, y Leopold Bloom de un hombre universal. El everyman, como dicen lo ingleses. El propio Joyce decía que si Dublín se destruyera se podría reconstruir plano a plano leyendo el Ulysses. Están anotadas las representaciones teatrales de ese día. Las carreras de caballos, los titulares de los periódicos”.
    Ha leído la novela unas quince veces”. Tienen una especial debilidad por los dublineses. En la Expo se hizo amigo de Denis Rafter, comisario del pabellón de Irlanda. La actriz Sinead Cusack, esposa de Jeremy Irons, leyó en el paraninfo, escenario de la sesión inaugural del Congreso, textos de escritores irlandeses, un oficio tan consustancial a ese país como los cerveceros o los jugadores de rugby.
    La Fundación Joyce, con sede en Zurich, auspicia estos eventos y fiel a la memoria de su patrón—“se pasó toda la vida sableando a sus amistades y su protectora Harriet Shaw Weaver se arruinó por ayudarlo”—no pone una peseta. Pero elige las sedes, “como si de Samaranch se tratara”.
    Eligieron Sevilla por contar con un nutrido grupo de estudiosos del novelista, “simplificando un poco, se puede decir que en las universidades españolas, Sevilla tiene el prestigio de Joyce y Valencia, el de Shakespeare”, y por tener condiciones para lo que García Tortosa llama “turismo académico”. Anteriores sedes fueron Dublín, París, Francfort, Venecia y Montecarlo.
    Destaca la capacidad de Joyce para ponerle trampas a los que le dedican la vida a estudiar su obra. “Por eso, yo no creo que dijera la verdad cuando decía que prefería a Ben Jonson antes que a Shakespeare. Decía muchas cosas para despistar a los críticos. Shakespeare es el autor al que más se cita con diferencia en el Ulises. Le dedica un capítulo entero, el de la Biblioteca Nacional”.
    Sevilla tiene una carga simbólica complementaria. El Ulysses termina en un decorado andaluz, con alusiones literales: “…Y Ronda con las viejas ventanas de las posadas…”, “…la noche que perdimos el barco en Algeciras”.
“No es casual, porque Molly Bloom es andaluza; Joyce le atribuye costumbres andaluzas, espíritu andaluz, aunque muchos especialistas, sobre todo los norteamericanos, insisten en que era judía. En la novela, que ya tiene páginas, hay una sola frase en la que indirectamente se alude a esa circunstancia. Pero una judía no aparece con una flor en el pelo, no cita a toreros de la época, no incluye entre sus lecturas de juventud a Valera sin una mención a Dickens. ¿Qué importa eso ahora? Estamos hablando en términos de realidad de un personaje ficticio. Los joyceanos somos así”.
Hay un paralelismo curioso entre dos de los autores que más loas y recusaciones an generado en este siglo. El argentino Jorge Luis Borges y el irlandés James Joyce tiene el nexo de la muerte en tierras suizas. El primero falleció en Ginebra. El segundo en Zurich, pese a la prestación sanguínea de dos soldados de Neuchatel para mantenerlo con vida, como recuerda su biógrafo Richard Ellmann.
    “El Aleph de Borges está en la misma línea del Finnegans Wake. Es una coincidencia de las muchas que existen en la literatura. El azar es muy importante. Yo no creo en las influencias. Cuando Salman Rushdie publicó una de sus novelas, un crítico vio influencias de Cien años de soledad y el autor paquistaní dijo que no había leído el libro de García Márquez”.
Borges y Joyce conviven en ese parnaso en el que “todo está en todo en un momento determinado”. Artífices de una revolución que está en la propia génesis de la literatura, “porque todo escritor aspira a que el fondo y la forma se conformen. Ya lo hacía Homero cuando describía un caballo al galope con los dáctilos y los espondeos del hexámetro”.
Ninguno de los dos recibió el Nobel ni su pedrea. “Joyce no era un hombre para el Nobel, era demasiado inteligente e innovador. ¿A ver qué premio Nobel ha generado tantas críticas, tantos imitadores, tantos admiradores y detractores? Lo mismo se puede decir de Borges, el escritor de habla hispana más estudiado en Inglaterra y Estados Unidos.
    Borges también universaliza lo cotidiano en algunos de sus poemas. El titulado Buenos aires podría titularse Dublín. “Joyce hace algunas referencias a Buenos Aires en Finnegans Wake, ateniéndose a su característica distorsión  del inglés. Aparece la expresión Blownose Aerios, que traducido es sonarse la nariz echando aire, pero que si se lee rápidamente suena como Buenos Aires”.
    La distorsión llega a su cima en Finnegans Wake. “Valverde dijo que era una tomadura de pelo, que Joyce se había equivocado. Esa es la conclusión si uno se distancia. Si te metes dentro, si te implicas, es la obra más rica del siglo XX y yo me atrevería a decir que de la literatura universal”.
    No encuentra incompatibilidad entre el boato académico y el carisma rompedor del dublinés. “La rebeldía de Joyce es más estética que otra cosa. Su vida no fue el prototipo de un rebelde. Era un hombre muy amante de su familia, de su mujer, de sus hijos y nietos”. Apunta su biógrafo que el verdadero rebelde en la familia era el padre del escritor, un hombre cuyo sueño era encontrar un refugio costero para vivir cerca del mar y lejos de su suegra.
    La adicción de García Tortosa no sale de las páginas de esos libros. “No me hubiera gustado ser su amigo”. Siguió sus pasos por las calles y los hoteles de París donde se alojó. “Escribía muy bien, pero no tenía el menor empacho en vivir a costa de los demás”.
    La presencia novedosa de Cruzcampo en este Congreso es un guiño aun anécdota del escritor, que rechazó la recomendación de su padre para colocarse en la s oficinas de la firma cervecera Guinness, actual propietaria de la fábrica sevillana. Gambrinus y Leopold Bloom hermanados por todos los bares de la ciudad.
    Uno de los proyectos fue regresar a Dublín para regentar una sala de cine, un medio expresivo que siempre le obsesionó. “Existen pruebas de que todas sus obras las quería convertir en películas. Mantuvo contactos con Eisenstein para la adaptación del Ulysses, obra por la que se interesó la Warner Brothers”. Recurrió a sus amistades, como siempre, para buscar un director que llevara la cine el capítulo de Finnegans Wake Anna Livia Plurabelle, que el propio García Tortosa ha traducido. ”Todos los intentos se saldaron con el fracaso, a excepción de la obra póstuma de John Huston sobre un capítulo de Dublineses”.
    El espíritu de Joyce paseándose por Sevilla el día de las elecciones. “políticamente nadie sabe por dónde respiraba. Nunca quiso comprometerse. No firmó un manifiesto a favor de los republicanos que combatían en la guerra civil española. Tampoco condenó explícitamente a los nazis, aunque huyó de París poco antes de que entraran las tropas alemanas. Su ídolo político era Parnell, al que cita muchísimo en sus obras. Era un nacionalista irlandés al que le descubrieron relaciones amorosas con la mujer de un capitán”.
    García Tortosa no puede evitar que alumnos y profesores lo asocien con Joyce, a pesar de frecuentar otros campos de la literatura anglosajona, incluido el propio Shakespeare. “Es que, como dirían los americanos, Joyce vende”.

 

Eximente de un ambiente céltico

 

    Stephen Joyce, funcionario de la UNESCO ya jubilado y afincado en París, único nieto de James Joyce, ha vuelto locos a los organizadores. Finalmente, rechazó la invitación, “por no encontrarme con algunos de esos odiosos joyceanos”, como le señaló literalmente al presidente del simposio.  Se refería a la llamada Joyce Industry, como denominan a la abundantísima saga de estudiosos del dublinés en Estados Unidos. En Sevilla estarán estudiosos de casi toda Europa y países como Turquía, Nueva Zelanda, China, Brasil, Corea. Los norteamericanos son mayoría, pese a que en Estaos Unidos el Ulysses fue primero secuestrado y después mutilado a raíz de las denuncias de la Sociedad para la Prevención del Vicio de Nueva York. La luz verde le llegó en 1933, y la sentencia del juez no tiene desperdicio: ”Respecto a las repetidas emersiones del tema sexual en las mentes de los personajes, debe recordarse siempre que el ambiente era céltico y su estación la primavera”. Se vivirá el pulso entre los joyceanos tradicionales, entre los que sobresalen el suizo Fritz Senn y la italiana Bosinelli, y los “innovadores”, con el estructualista Ihab Hasan, egipcio afincado en Estados Unidos. Las sesiones se iniciarán con la poetisa dublinesa Eevan Poland. García Tortosa también presume de joyceano. En una de sus traducciones se encontró con el vocablo mad’m, posible apócope de Joyce para madame. “Yo lo traduje con las dos últimas sílabas de señora y así homenajeaba a mi pueblo. La Ñora. Acaba de aparecer en una publicación internacional un comentario sobre este trabajo en el que  se destaca mi sutileza por haber introducido a Nora, la mujer del escritor”.

Lo único que Joyce no toma a broma en “Ulises” es el amor

 

ABC de Sevilla 16/6/94, pág. 60
José Miguel Igeño

 

    Los más reconocidos especialistas de todo el mundo en la obra de James Joyce se reúnen esta semana en la Universidad de Sevilla, elegida por la Fundación Internacional dedicada al autor irlandés para acoger su congreso bianual, que por primera vez se celebrará en un país de habla hispana. El presidente del comité organizador, Francisco García Tortosa, afirma a ABC que “lo único que Joyce no se toma a broma en Ulysses es el amor”.
Presidente del comité organizador del “XIV International James Joyce Symposium” y director del grupo de investigación sobre Joyce de la Universidad de Sevilla, el catedrático de Filología Inglesa Francisco García Tortosa coordina un congreso donde doscientos treinta ponentes—entre los cuales son mayoría los profesores norteamericanos—analizan la obra joyceana desde perspectivas de otras lenguas y otras culturas, de ahí que el congreso tenga como lema la expresión “Transcultural Joyce”. Aunque admite que quizá el tema sea demasiado ambicioso, García Tortosa ha tenido un empeño personal en que le simposio abarcara este planteamiento.”Queríamos que se significara por algo, que se diferenciara de los que se han celebrado en París,  Venecia o Dublín no en los especialistas, que prácticamente son los mismos, sino en el propio tema. Y es en Sevilla donde por primera vez se trata a Joyce como un autor clásico desde la perspectiva de otras lenguas y de otras culturas.  Por eso abundan en él mesas redondas sobre traducción, influencias literarias de Joyce e incluso aspectos étnicos”. Para el profesor García Tortosa, la elección de Sevilla como sede de este encuentro mundial de especialistas en Joyce no sólo se debe a la infraestructura de congresos de la ciudad, sino a lo que denomina “infraestructura joyceana” de la Universidad de Sevilla. “Aquí hay un grupo de personas que lleva años trabajando sobre la obra de Joyce con un cierto reconocimiento exterior. En el departamento tenemos siete u ocho profesores casi exclusivamente dedicados a Joyce”. Sobre lo que de hispano hay en Ulysses, aparte del origen gibraltareño de Molly Bloom, el organizador del simposio se refiere a numerosas palabras y alusiones, “Joyce nunca estuvo en España, pero cuando se lee Ulysses se da cuanta de que conoce al detalle Gibraltar, sus calles, sus vistas desde el otro lado de la Bahía. Todo lo sacó de libros; es la única excepción en la meticulosa norma joyceana de situar a sus personajes en lugares conocidos de primera mano. Pero es que Molly tiene que ser de Gibraltar precisamente, porque representa una confluencia de culturas, una unión del Mediterráneo y el Atlántico. Por lo demás, hay en Ulysses alusiones musicales a España y “ecos” o juegos de palabras con referencias españolas repetidos en la obra, como por ejepmplo la alusión a Castilla que se contiene en las expresiones fonéticamente idénticas de “Rose of Castille” y “rows of cast steel”. Aunque en Joyce no tiene la literatura española tanta significación como la que tiene Shakespeare o Ibsen, el autor demuestra conocer a Cervantes, San Juan de la Cruz o Santa Teresa”. Por lo que respecta a las traducciones al castellano de sus obras, Joyce “ha tenido suerte”, en expresión de Francisco García Tortosa, que destaca la traducción del Retrato del artista adolescente de Dámaso Alonso, la que Guillermo Cabrera Infante hizo de Dublineses y las de Ulysses realizadas por Salas Subirats y Valverde, a las que el próximo otoño se sumará, publicada por Cátedra, una del propio García Tortosa y la profesora María Luisa Venegas.

 

Clave de la literatura contemporánea

 

    La razón por la que Ulysses es considerada la obra clave de la literatura contemporánea radica, para el profesor García Tortosa, en la presentación de una realidad nunca descrita anteriormente y la composición de personas en su marco de cotidianidad. “Es la manera en que la realidad cotidiana afecta  los personajes y cómo éstos, a su vez, condicionan el devenir de esa realidad exterior compuesta de pequeñas cosas. El uso del monólogo interior obedece al reflejo de este condicionamiento mutuo”. El presidente del comité organizador del simposio califica el realismo de Joyce de “paródico” y afirma que esto explica que un personaje tan vulgar como Leopold Bloom se exprese a veces de forma tan retórica e incluso con gran riqueza verbal. “Bloom es el verdadero hombre de la calle, que aparenta saber mucho y no sabe nada; quien cita a Shakespeare y no da ni una en el clavo, pero de esto hay que darse cuenta: el narrador nunca lo dice de modo explícito. Tampoco explica, por ejemplo, por qué Bloom al hacer las cuentas de gastos de un día, “cuadra” las cantidades sin hacer referencia a lo que ha gastado en el barrio de los burdeles de Dublín, donde al lector le consta que ha estado. La “trampa” está en que hay cantidades infladas; Molly no se da cuenta y muchos lectores tampoco. Igual cuando Bloom sube la correspondencia a su mujer: ve una carta del amante de Molly y se produce un vacío, la omisión de alguna pregunta o respuesta, porque luego vemos que Leopold Bloom conoce la hora en que Molly y “Blazes” Boylan van a verse. El narrador ha omitido lo que el propio protagonista quiere borrar de su mente; ha llevado el realismo hasta el límite de asumir la actitud del personaje. Un personaje al que Joyce, en virtud de este realismo, hace hablar incluso en inglés antiguo si así lo exige la parodia, aún a sabiendas de que un tipo como Bloom no sería capaz de hacerlo”. A la pregunta de que si Joyce se tomó algo en serio, o al menos de modo no paródico,  en Ulysses, el profesor García Tortosa duda largo rato y concluye que sí hay algo: el amor. “El amor, en su más amplio sentido, es quizá lo único que adquiere en la obra  un protagonismo a salvo de la ironía. Lo mismo el amor hombre-mujer que el de la madre hacia el hijo y viceversa, tan importante en Joyce. En el “eco” al que recurre al preguntarse una y otra vez “cuál es la palabra que todo hombre conoce”, llega a responder, en un manuscrito de Ulysses que realizó por dinero para un millonario norteamericano, que esa realidad, al modo de Santo Tomás, es el “amor vero”.
    García Tortosa, que ha traducido un capítulo de Finnegans Wake (para José María Valverde una “oscura papilla de retruécanos”), rechaza a los que “pontifican peyorativamente sobre esta obra sin haberla leído” y dice que “es la gran obra de Joyce”. 

 

Entrevista con Fritz Senn

 

Diario 16 18/6/1994, pág. 44.
Francisco Correal

 

Este suizo de Basilea, de 66 años, ha viajado por todo el mundo con el nombre de James Joyce por bandera. Fue uno de los artífices de la Fundación Internacional que lleva el nombre del escritor dublinés, con sede en Zurich, la ciudad en la que el autor del “Ulysses” murió en 1841. Fritz Senn, que rehúye de ser considerado profesor, es uno de los más prestigiosos joyceanos que participan en el simposio internacional que hoy se
clausura en Sevilla. El pasado jueves, poco antes de celebrar el “Bloomsday” coordinó una mesa redonda con diferentes ponentes de Australia, Italia, Canadá y Francia.
-¿No ha tenido este simposio aires de Congreso Eucarístico? ¿No es Joyce una especie de Papa laico cuya infabilidad desmenuzan sus discípulos?
-En todo caso, a Joyce habría que considerarlo como un anti-Papa. dedicó toda su vida a cuestionar el concepto de infabilidad. Respecto a todo y respecto a sí mismo.
-¿Cual es la principal aportacion joyceana a estos tiempos finiseculares?
-Joyce abarca tantas dimensiones de la cultura en general, que es prácticamente imposible extraer de su obra un significado específico. Sería incluso ir contra su propia memoria. Joyce representa la imposibilidad de buscar soluciones o interpretaciones definitivas. Del fin de siglo o de lo que sea.  El jueves presidí una mesa redonda en el Paraninfo y se comprobó lo que Joyce tiene de plural: tantas visiones como ponentes, la australiana, la italiana, la francesa, la canadiense.
-¿Cómo se produjo su “encuentro” con Joyce?
-Estaba estudiando inglés en Basilea, Quería ponerme a prueba con un libro difícil. Empecé con el Ulysses y después con el resto de la obra. El resto fue muy sencillo. Joyce mantuvo una relación muy intensa con Zurich. Pusimos en marcha la Fundación James Joyce. Con otras personas también vinculadas con el estudio de su obra, como el profesor Bernard Benstock, decidimos organizar simposios cada dos años en diferentes ciudades.
-Carl Gustav Jung, el psicólogo más importante con Sigmund Freud, le reconoció a Joyce en una carta fechada en 1932 que “su Ulysses ha presentado al mundo un problema psicológico tan desconcertante, que varias veces he sido convocado como supuesta autoridad en la materia para resolverlo”. ¿Sigue vigente esa capacidad de desconcertar?
-No es casual este interés de Jung por la novela. Quizás parte de la esencia del Ulysses, y digo parte porque la esencia en su globalidad es inexplicable, puede conectar con las técnicas psicoanalíticas. Ese sentimiento de socavar lo establecido al que se refiere Jung sigue vigente.
-Suiza es el gran cementerio de la literatura universal: Joyce muere en Zurich, y Borges en Ginebra…
-Thomas Mann también murió en Suiza.
-Y Truman Capote se refugió en los Alpes suizos para tejer la macabra trama de “A sangre fría”…
-Eso no lo sabía. La neutralidad que mantuvo Suiza en el período de entreguerras y durante la guerra lo hizo muy atractivo. Permitió una confluencia de culturas.
-Fruto de ese cruce de destinos helvéticos puede ser el poema de Borges “Invocación a Joyce”: “Dispersos en diversas capitales,/ solitarios y muchos,/ jugábamos a ser el primer Adán/ que dio nombre a las cosas”
-El tiempo impidió que Joyce escribiera una “Invocación a Borges”.
-Ambos entonaron en Suiza la balada del Narayama, esa montaña evocada en una película japonesa donde eran conducidos los ancianos cuando les llegaba la hora fatídica…
-Uno de los profesores japoneses hizo referencia a la película en una de las sesiones. Es una casualidad muy interesante.
-¿Conoce el monólogo de Orson Welles en “El tercer hombre”?
-¿Y qué suizo no lo conoce?
-¿Y cree efectivamente que el arte y la violencia van inseparables, como ocurría en la Italia de los Borgia, y que en las antípodas está la civilización suiza, que no hizo otra aportación que el reloj de cuco?
-Es una simplificación muy interesante, entre otras cosas porque el reloj de cuco no es típico de Suiza, sino de la Selva Negra alemana. Ciertamente, el arte y la violencia se han hermanado en un concepto universal. Si analizamos el caso de Joyce, aparte de los enfados verbales, de los abusos verbales, no hay violencia propiamente dicha, porque ésta se presenta como manipulación sensacionalista. Joyce prefiere evitarla. Habría sido demasiado fácil sacar provecho o ventaja de esa evidencia. A primera vista, en el Ulysses no hay violencia, no hay grandes amores. Eso es lo que parece a flor de piel. En un día normal, cotidiano, esos elementos están solapados, pero en el fondo están presentes en todo momento.
-En la España actual no asocian a Suiza con el reloj de cuco ni con Joyce, sino con el país en el que personas inmersas en casos de corrupción abrían cuentas bancarias para el dinero negro. ¿Conoce esa situación?
-La gente está al tanto de esa problemática. Tradicionalmente, el sistema suizo permite la libertad del individuo. No existe la interferencia estatal en lo que sería la esfera privada de la persona.
-¿Le suenan los nombres de Luis Roldán o Mariano Rubio?
-Sí, he oído algunos comentarios. Pero, sinceramente, a la población suiza le llama mucho más la atención la situación italiana que la española. Aquélla le queda más cercana, están más informados. Lo de España se conoce a menor escala. Los suizos no asocian España con la corrupción, sino con el fútbol.
-Dice Richard Ellman en su biografía que Joyce recriminaba a sus amigos que jugaran al fútbol y les invitaba a que practicaran el noble deporte del rugby…
-Tampoco Joyce es perfecto.
-¿Sería concebible el “Ulysses” en una ciudad como Sevilla?
-Esta ciudad podría prestarse perfectamente a la estructura que intentaba retratar Joyce. Me gusta mucho Sevilla, no la conozco demasiado, aunque ya estuve en 1982 en la conmemoración del centenario de su nacimiento. No he visto cómo vive la clase media, la clase media baja que sería la que realmente más le interesaría a Joyce desde un punto de vista literario, pero sí me ha asombrado la belleza monumental y artística de la ciudad. Joyce hubiera escrito una gran novela a ras de suelo de sus habitantes.
-¿Qué es Joyce para usted? ¿Un oficio, una pasión?
-Quiero dejar bien claro que no estoy aquí como profesor de nada. No soy el teacher Senn, sino el citizen Senn. Empecé como corrector de pruebas de una editorial de mi país.. He dado cursos en la Universidad de Zurich, he ido invitado a pronunciar conferencias en muchas universidades norteamericanas. Siempre he estado absorbido por Joyce. Me ha ayudado a superar momentos duros y amargos en la vida. Tampoco quiero decir que haya dedicado mi vida a Joyce. La vida da para mucho, como nos enseñaba Leopold Bloom.
-¿Tiene reloj de cuco en su casa?
-No, ya le he dicho que no es típico de Suiza. Es un cliché, como ocurre en la configuración mental que la gente se hace de los países que no conoce. Con estos simposios no sólo aprendemos nuevas cosas de Joyce, sino que procuramos combatir tópicos y estereotipos. Y probablemente la próxima vez que nos veamos en Sevilla ya no me preguntará usted por el reloj de cuco. Por cierto, ¿qué hora es?

 

senn
Fritz Senn en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla
(Foto: Paco Cazalla, Diario 16,18/6/1994, pág. 44)

 

Diario 16 16/6/1994, pág 38
AGENCIAS / DIARIO 16/ SEVILLA.
El escritor Julián Ríos, cuya obra se distingue por su avanzado carácter experimental y que participó en el Congreso sobre James Joye que se celebra en Sevilla, dijo ayer durente su intervención que negar la obra de este escritor irlandés, que revolucionó la narrativa contemporánea, es como ignorar por ejemplo a Albert Einstein.
El escritor contemporáneo que no admita en su creación la influencia del autor de Ulises o que “pretenda no deber nada a Joyce sería como el científico o el físico que hoy en día ignorara a Einsteiny  su Teoría de la Relatividad”, afirmó Ríos, para quien la conmoción causada por Joyce en la narrativa de este siglo es comparable a la revolución científica efectuada por Albert Einstein.
“Técnicamente Joyce demuestra cómo la palabra ilumina la realidad, bien desde el interior de la conciencia o bien ilustrando el mundo exterior, señaló Ríos, en referencia a los dos métodos narrativos empleados en Ulises, el monólogo interior de Molly Bloom, con el que culmina la novela y que revolucionó la narrativa contemporánea, y el resto de la novela.
Esta capacidad narrativa, en opinión de Ríos, cobra aún má valor “en unos momentos en los que la palabra se encuentra tan devaluada” o “la palabra no es sutituible por nada, la palabra una forma sensual de llegara las sensaciones del mundo y transmitirlas”, insistió Ríos, quien puso como ejemplo de estas afirmaciones la obra del genial irlandés que propuso vengarse de los críticos literarios creando una obra tan compleja que les diera trabajo durante muchos años.
La “venganza” del autor de Dublineses y Finnegans Wake surte efecto a juzgar por la actividad suscitada en la Universidad de Sevilla por el XIV International James Joyce Symposium, reunión que se celebra con carácter bianual y en la que participan casi cuatrocientos especialistas procedentes de los cinco continentes y que aportan más de doscientas ponencias.
Julián Ríos leyó en su intervención un capítulo de un nuevo libro que publicará a finales de año, Belles Lettres, en el que cada capítulo se corresponde a una letra, que, a su vez, es la inicial de una heroína literaria. El capítulo escogido por Ríos fue la “M” de Molly Bloom, la gibraltareña esposa de Leopold Bloom, antihéroe protagonista de Ulises.
Por la tarde, Ríos presentó la “metanovela” que escribió como si se tratara de un museo imaginario por el que pasan los personajes de la novela de Joyce y que fue ilustrada por Eduardo Arroyo en una edición especial publicada hace un año.
Entre las ponencias expuestas ayer, la profesora estadounidense Theresa OConnor analizó la influencia de Joyce en la obra narrativa de Salman Rushdie, y la también estadounidense Elizabeth Brunazzi habló sobre Literatura y prostitución y  estableció ciertos paralelismos entre Joyce y Flaubert para demostrar la idealización de las prostitutas por parte de algunos escritores.
Hoy,16 de junio, los especialistas en Joyce celebrarán en SeviIla el Bloomsday, jornada en la que los devotos del escritor irlandés suelen citarse en Dublín para recorrer el mismo camino que, a lo largo de la novela, cuyo tiempo narrativo corresponde a la jornada del 16 de junio, recorre su protagonista, Leopold Bloom, desde que a primera hora de la mañana se desayuna un plato de riñones.
Los participantes en el simposio podrán participar en un banquete conmemorativo del Bloomsday, celebración ochenta años después del famoso 16 de junio de 1904 en el que transcurre la acción sin acción del Ulysses por las calles de DubIín.
Antes del banquete joyceano, se celebrará en el Paraninfo una mesa redonda coordinada por Fritz Senn, miembro de la Fundación James Joyce en Zurich. Participarán ponentes de cuatro países: Alan Roughley, de la Universidad australiana de New England; Rosa Maria Bosinelli, de Bolonia; Garry Leonard, de Toronto, Canadá; y Jacques Aubert, de Lyon, Francia.
Los participantes en el simposio podrán después participar en una de las dos excursiones previstas, una a Córdoba y otra a Carmona, para renovar energías en vísperas del último tramo de esta decimocuarta cita joyceana.
En esa recta final se estudiarán aspectos poco conocidos del escritor dublinés como la presencia de su obra en China o sus vínculos con la novela europea, con referencias concretas a Honoré de Balzac o Italo Calvino por parte de Mary Donnelly y Alistair Stead, respectivamente.

 

  Molly Blom sueña en la Antigua Fábrica de Tabacos

Maribel Porcel
VIENE sorprendida por la luz que la ciudad despierta a su paso. Dicen que llevaba sobre el pecho. una escarapela turquesa a modo de camelia con sus iniciales bordadas a punto de ordenador. Pero es curioso, nadie la reconoció, o no se atrevió a hacerlo. Se perdió por los pasillos largos, frescos de la Hispalense. Cantó algún aria del Barbero bajo sus bóvedas con idea de homenajear la ciudad que le acogía. Incluso frotó su cuerpo meloso por sus paredes para impregnar de su carne la carne de otras musas del establecimiento.
La cigarrera. No recordaba que Leopoldo le hubiese hablado de ella, pero la había imaginado también en sus sueños de diva. Se escabulló entonces por las aulas inmensas y crujientes de asientos de madera para escuchar lo que de ella hablaban las sabias lenguas. y no los entendió. Hubiera deseado gritarles le most juste que ellos buscaban. A cambio les recitó un trozo de su novela pornográfica preferida como si de un poema se tratara. Les susurró al oído las mismas frases, canciones que le hacían repetir cada vez que se abría al azar su corazón y su sexo al crujir de las páginas. Los mismos miles de dedos deslizándose una y otra vez por su feminidad violada y machacada de tantos ires y venires por su naturaleza telúrica, decían ellos. Les advirtió de la presencia de otras mujeres más palpables y firmes a las que descubrir un pronombre personal entre los muslos. Les pidió que volvieran a las cartas de antiguas amantes para inventar de nuevo lo que andaban buscando.
En concreto, incluso se acercó a un hombre bajito, calvo y gordo para pellizcarle el bigote de torpe barítono y recordarle que sus faltas de ortografía, cultura y pudor le habían sido impuestas. Que a ella lo que le hubiera gustado ser es escritora. Que a nadie desvelaría nunca el secreto de su unión o desunión con Poldy, que podrían estar siglos rastreando sobre sus malapropismos y corsés baratos, para no encontrar nada. Que su respuesta final no tiene punto, que se vistió de blanco su voz, de silencio, quién sabe si por el tufo de los pies de su marido o  por el beso que vino o no vino. Pasear por Andalucía le acerca a su tierra donde una roca inmensa se hermana con el cogote de Howth donde salpicó la hierba de líquidos sabrosos. No quiere volver ron ellos que van allá en peregrinación a buscarla, como si alguna vez hubiera de verdad despedido algún barco o capitán desde el peñón. Dice que no quiere verlo. Que no quiere encontrarse con sus caras desamparadas al comprobar que no hay más que monos y tiendas con American Express en sus cristales. No quiere presenciar la sed por su nombre que los transeúntes desconocen. Aunque sin duda le gusta el perfume de esta ciudad, y sobre todo la luz del sur. Pero no puede quedarse y menos acompañada de todos estos hombres son iguales o mujeres demasiado iguales. Por las noches al regresar al hotel le duele la espalda. Son los fantasmas de muchos años de soledad. Se va haciendo vieja. Y otros más que le atribuirán de nuevo bajo nombres a los que no tendrá más remedio que consultar al complaciente cornudo, como ha oído llamar a su esposo. Ni asiente ni desmiente. Se deja llevar por la corriente de su agua mineral. Cierra los ojos y una vez más le sale el maldito Yes por los ojos, por la boca. Pero ni ella misma se acuerda si soñaba, si se estaba durmiendo como ahora, casi con un libro entre las manos, o escribiendo quizá mentalmente todos esos recuerdos que amontona. Ya casi le viene el sueño. Un sueño complaciente, rugoso y echa de menos el ovillo o esa postura de Kama Sutra poco sofisticada que aún mantienen al cabo de los años ella y Leopoldo.
Si cierra los ojos vendrá la noche. Y la noche le aterra. Sueña con palabras como otros sueñan con colores. Quisiera no oírlas, pero peor de todo resulta verlas. Se han amontonado unas con otras, como cuando rebuja sus bragas con la ropa interior y las camisas de Poldy en el cesto. No sabe a quién pertenece qué. Como cuando no funciona la máquina de escribir y se apelotonan las letras y le entran ganas de decir teeeeeeeee a gritos para que alguien venga a arreglarla. y le ocurre siempre mientras sueña. Sueña que escribe como una analfabeta. Y se mecen nombres extraños que nunca había visto antes. Se multiplican como las ratas y las oye por todas partes, como un laberinto infernal. Sabe que al despertar le quedarán las mismas palabras aburridas, de todos los días, pero le gustan porque se ha acostumbrado a ellas. Con aquéllas, las de la noche, no se atrevería. Juega, pero no las escribe. Nunca. Sólo son de ella.